Mostrando entradas con la etiqueta Vía Pública. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vía Pública. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de diciembre de 2014

San Esteban, otra oportunidad perdida



Han pasado ya más de cinco años desde que los murcianos vivimos uno de esos episodios esperpénticos a los que nos tiene acostumbrados el equipo municipal del Alcalde Cámara, y todo sigue igual en San Esteban. Bueno, lamentablemente no exactamente igual, porque el tiempo va pasando, y los restos islámicos, frágilmente protegidos, van sufriendo las inclemencias del paso del tiempo.

Cualquier proyecto personal que no sale como el primer edil hubiera querido se condena al abandono y el desprecio más absoluto. Ejemplos tenemos más que sobrados: el lamentable estado de la Plaza Cruz Roja, donde no pudo ejecutar el aparcamiento previsto por oposición vecinal; la desidia y marginación que sufre el Barrio de La Paz, tras el intento frustrado de derribo y negocio que pretendían; la inexplicable falta de relación de la ciudad con el Río Segura, debido a que el mejor proyecto posible (ganador del concurso de ideas del Colegio de Arquitectos) no era un proyecto auspiciado por él; y así un largo etcétera, reflejan claramente su estilo despótico y autoritario.
Pero cuando se trata de una oportunidad inmejorable para dar un impulso cultural, social, turístico y económico a la capital de la Región de Murcia, resulta del todo inexplicable que se adopten estas actitudes, propias de una mentalidad infantil, rencorosa y nada coherente con los intereses de los vecinos a los que supuestamente se representa.

Imagen de wikipedia


En el mundo competitivo del turismo cultural globalizado, una ciudad sin proyecto turístico y cultural, está perdida. Pierde sin duda la batalla frente a las demás. Ya no sirve el tópico de que visitar Murcia está muy bien por sus gentes o sus tapas, por la Catedral o el Museo Salzillo. Murcia necesita una identidad turística, un proyecto global, un proyecto de futuro coherente con su propia personalidad, que sea capaz de atraer a los visitantes que se marchan a otras ciudades.

Cartagena, donde se ha apostado por poner en valor el pasado Romano y Cartaginés, con un proyecto integral, a largo plazo, que va desarrollándose según las disponibilidades presupuestarias, con ritmo, y con previsión de futuro. Es la clara expresión de cómo se puede revitalizar una ciudad a raíz de un hallazgo como el Teatro Romano, y llenarla a diario de turistas que, inevitablemente, dejan parte de su dinero en esa ciudad.

Por eso, va llegando el momento de que se tomen decisiones. De generar un proyecto, de poner en valor nuestro pasado, nuestra historia, y convertirlo en nuestro futuro. Porque San Esteban es único, no hay en España una ciudad en cuyo centro exista una extensión tan grande de un barrio islámico prácticamente intacto, con sus calles, viviendas, patios, infraestructuras, oratorios y sobre todo, con su forma y estructura urbana.

En definitiva, necesitamos con urgencia tener ya, aunque se desarrolle lentamente según los recursos, un proyecto de musealización, puesta en valor, y sobre todo, reivindicación de nuestro pasado, nuestra historia y nuestra cultura.

Sólo políticas sin ambición, cortas de miras y con proyectos agotados, justificarían el dar la espalda a la gran oportunidad de futuro que nos pone en bandeja la historia en la Región de Murcia.

Publicado en Territorio Compartido, de El Pajarito, el 15 de diciembre de 2014

domingo, 18 de septiembre de 2011

Basura urbana

Además de contenedores desbordados, bolsas de basura rotas y desperdigadas, papeleras rebosantes y miles de papeles, plásticos y otros residuos que invaden nuestras calles, hoy quiero tratar un asunto que me preocupa, y es la invasión del espacio público por miles de artefactos, inservibles, inútiles que van reduciendo calidad y cantidad de nuestro cada vez menos apreciado espacio público.
Este post, que me ronda por la cabeza hace ya meses, nace de la contemplación, cada vez que paso por allí, de la rampa metálica que instalaron con motivo del Manifesta 8 en el edificio de la antigua sede de Correos, en Murcia.
La rampa abandonada desde enero de 2011


El Manifesta 8 terminó el 9 de enero de este año, y ahí sigue la rampa, como podéis ver en la foto que hice esta semana. La rampa cumplió su función, la de dar accesibilidad al evento durante el tiempo que duró. Pero ahora el edificio está clausurado, a la espera de que una operación especulativa lo convierta en un bloque de 6 plantas destinado a casino.
Yo me pregunto ¿es posible que nadie, después de 8 meses, haya reparado en que esa rampa estorba? Esa rampa estorba, ocupa espacio público, es desagradable visualmente, peligrosa para niños… en fin, todo lo que se os ocurra.
La única respuesta que me cabe es que hay una absoluta desidia, desinterés y dejadez por parte de nuestros gobernantes en Murcia, y que poco o nada les importa nuestro espacio público.
Esto de la rampa es sólo un ejemplo, pero nuestras calles están colapsadas de artefactos.
Señales de tráfico, semáforos, señales indicativas… cada una en un mástil distinto, a pocos centímetros de distancia, imposibilitando la limpieza entre ellos, pasar con un carricoche o un paraguas abierto, y no digamos con una silla de ruedas.
Paneles publicitarios, mupis, cabinas telefónicas, paneles de información turística, quioscos de prensa, quioscos de bebidas o flores y un largo etcétera, llenan también, de manera autorizada, nuestro espacio público, haciendo cada vez más difícil andar tranquilamente y disfrutar de la ciudad.
Capítulo aparte merecen las terrazas, en las que no solamente sillas y mesas, sino sombrillas, toldos, toldos con laterales, estufas, maceteros, y estructuras que parecen auténticas casas en mitad de la calle, impiden literalmente cruzar algunas plazas de nuestro centro urbano.
Todo ello autorizado, para mayor recaudación del impuesto o tasa sobre ocupación de la vía pública, pero sin ningún control de estética, organización y disposición de cada artefacto. Y todo ello va disminuyendo nuestro atractivo comercial, turístico y estético, y la calidad de nuestro espacio público, que aunque parezca una obviedad, es de todos.
Por no hablar de los artefactos “no autorizados”, que merecerían un estudio aparte, y que quizás otro día referiré: carteles publicitarios de bares, restaurantes y comercios que se amarran a farolas o semáforos con cadenas y se despliegan en la acera con total impunidad, sin que ningún gobernante político de nuestra Murcia haga algo por despejar y dejar el espacio libre para todos.
¿Estamos ante la privatización también de nuestro espacio público?